ESTIMULACIÓN
EN LA PRIMERA INFANCIA
La estimulación temprana
inició con la declaración de los derechos del niño en el año 1959 “El niño
física y mentalmente impedido o que sufra algún impedimento social debe recibir
tratamiento, la educación y los cuidados especiales que requiere su caso
particular ”por ello fue creada para ayudar a los niños con problemas de
desarrollo y se convirtió en una herramienta fundamental para corregir este
tipo de discapacidades, aunque en seguida y a raíz de los resultados obtenidos
con estos niños, y después de algunas investigaciones científicas, que probaron que las potencialidades
iniciales de los niños comienzan a activarse durante los tres primeros años de
vida, ésta se integró.
Esta inició como una
contribución al proceso de educación de los niños, pero se demostró que aporta
mucho para la salud de los niños sin ninguna discapacidad, y se trabaja como
una intervención temprana para enriquecer su proceso de crecimiento y
desarrollo.
La estimulación, considera
como un conjunto de acciones planificadas para actuar en distintos niveles de
prevención de la salud del niño en situación de riesgo. Este programa no solo
resuelve el déficit, sino que posibilitan, efectos duraderos que se siguen
evidenciando sus beneficios muchos años mas tarde de haberse implementado.
Hoy en día se tiene un
conocimiento más acerca de la existencia de un periodo sensitivo del desarrollo
humano que ocurre solo en las etapas
iniciales de la vida, por ello surgió la necesidad de proporcionar la
estimulación adecuada al momento oportuno en los menores. Aunque se dice que la
estimulación más importante es la que va desde los 0 a los 3 años. Se ha
demostrado que es beneficioso continuar hasta los seis años, etapa en la que se
“estimula al desarrollo”.
Toda acción que se vaya a
realizar es estimulación debe ser pensada con respecto a las características de
cada niño, ya que esto es lo que favorece el éxito de un buen programa de
estimulación, como cada niño es diferente en cuanto a su crecimiento y
desarrollo se hace necesario determinar los parámetros de desarrollo en cada
trimestre durante el primer año. También debemos tener en cuenta que para que
el programa se cumpla a satisfacción, se trabaje no solo en las
particularidades cada niño sino también en la diversidad cultural e incluir a
los padres dentro de esta tarea y lo más importante que el niño tome parte
activa en ello.
La persona que realice la
estimulación al niño de debe ser una persona especializada en el campo de la
estimulación con ayuda de docentes, pues son quienes cuentan con los
conocimientos necesarios acerca del desarrollo infantil, lo que ayuda para en
la implementación de nuevas técnicas u estrategias y el uso de los diferentes
recursos, así como valorar este proceso.
Sin embargo en algunos casos puede que alguna de las personas que rodea
al niño, (bien puede ser su madre, tíos, cuidador o el padre quienes cada día
se encuentran más involucrados con el proceso de crianza y educación debido a los
diferentes roles que ha tomado la sociedad en los últimos años), tome la correspondiente capacitación y así
iniciar un programa de estimulación con el pequeño.
Al iniciar con la
estimulación en el niño debemos entrar a mirar tanto su progreso como aquellas
cosas en las que aún se queda corto, y dar un vistazo al entorno que rodea al
niño ya que esta es la variable importante que permite al niño avanzar o no en
su proceso de desarrollo. En segundo lugar veremos los objetos usados para la
estimulación, que no necesariamente devén ser comprados, sino que más bien
depende de la creatividad de la persona que esté desarrollando el programa,
claro que debe tener en cuenta que no sean objetos con filos, puntas entre
otras con las que el niño pueda lastimarse.
Para terminar el tiempo
recomendado para la estimulación va de acuerdo a la edad del niño, cuando el
niño está entre los cero y un año de vida es recomendable tres minutos diarios,
entre el primer y segundo año de siete a ocho minutos, de dos a tres años diez
minutos. Se debe tener en cuenta la Zona de Desarrollo Próximo, que está entre
lo que el niño ha aprendido hasta el momento, y lo que podría aprender a
futuro. Esto implica un conocimiento más profundo acerca del curso evolutivo
infantil.